Enti Bracamonte
Posted: November 16, 2022

¡Adiós, ILEA!

Tras 14 años de trabajo, en la Academia Internacional para la Aplicación la Ley, es verdaderamente difícil tener que decir adiós. Los vamos a extrañar a todos, pero nos llevamos muy gratos recuerdos del tiempo que hemos pasado juntos en esta academia.

Compañeros, amigos:

 

Hemos aprendido mucho en ILEA y, aunque hemos platicado más con unos que con otros, quizá por tenerlos más cerca, queremos darle las gracias a todos, por igual, puesto que todos han sido grandes maestros para nosotros.

 

En especial queremos reconocer el excelente trabajo del personal de seguridad de ILEA San Salvador: son muy profesionales y atentos y nos alegra haber podido conocerlos a todos.

 

A David: Eres un ejemplo de constancia, dedicación y amabilidad para todos. Comenzaste haciendo tu trabajo solo y haciendo de todo y tu esfuerzo y sacrificio te han redituado con el puesto que ahora tienes, puesto que te has ganado y que tienes bien merecido ¡Qué orgullo! ¡Te admiramos, David!

 

A Óscar: Eres el más digno ejemplo de vocación y de responsabilidad. Nada se te escapa. Siempre estás poniendo atención a todo y rescatando la situación. Todos te buscan y te consultan porque eres el hombre de las respuestas. Desde siempre, los pasillos y salones de la ILEA resuenan con las palabras, “Hay que preguntarle a Óscar…”

 

A Mónica: Tu trabajo es tu burbuja; nada perturba tu concentración: eres minuciosa, tesonera y talentosa ¡Admiramos tu energía y tu talento, querida Mónica!

 

A Vafa: Eres serenidad y constancia puras. Trabajas en silencio con la deliberada paciencia de un sabio y la humildad de quien ha vivido una vida justa ¡Te apreciamos y te admiramos, Vafa!

 

A don Toñito, el verdadero guerrero solitario de ILEA: ¡Gracias! Durante mucho tiempo a Toñito le tocó enfrentar toda la limpieza de la ILEA solo y lo hizo con absoluta entrega ¡Lo admiramos, don Toñito!

 

A Josué: Josué es la personificación del espíritu de servicio. Sus dos grandes vocaciones lo obligan a entregarse a su país y a su prójimo. Cuando Enti y yo estábamos lejos, en Inglaterra, y mi hija se enfermó, aquí, en El Salvador, fue a Josué a quien le pedimos ayuda y él y su señora, desinteresadamente, respondieron. No habrá forma, jamás, de saldar nuestra deuda de gratitud con ellos.

 

A Estelita y a Mayra, a quienes conozco desde hace mucho, debemos, sin duda, nuestro más profundo agradecimiento, pues fueron ellas quienes nos animaron a tomar este empleo, quince años atrás, y aquí estamos, hoy, conmovidos, despidiéndonos de nuestros amigos y compañeros a quienes recordaremos siempre.

 

¿Qué puede decirse, en el cierre de un capítulo final, para expresar el dulce recuerdo que nos llevamos de tantas cosas gratas? Se nos ocurre solamente una palabra: ¡Gracias!

 

Marisú y Enti

LELD 02-2022

¡MUCHAS GRACIAS, AMIGOS!

Sus palabras y muestras de aprecio han calado hondo en nuestros corazones. Ustedes son el último grupo al que tendremos el privilegio de acompañar. Tal parece que este viernes nos estaremos graduando todos juntos de esta prestigiosa academia.